viernes, 17 de julio de 2015

Hay palabras que los peces no entienden ( María Fernanda Heredia, Alfaguara). Para chicos entre once y trece años

Calficación: 6.5/10








Aunque Alfaguara la califica como una obra juvenil, no la recomendaría para chicos de más de doce o trece años. Se trata de una obra  medianamente entretenida, sin profundidad de ideas ni personajes dignos de recordar. 

La protagonista es Francisca, de 14 años. Su hermano de 22 es obligado a irse de la casa porque no se amolda a los deseos y órdenes de su padre y porque, además, embaraza a su novia.

Francisca extraña lo indecible a este hermano al que se siente muy unida. Por eso él decide regalarle un cachorro, “para que nunca se siente sola”. Y se lo regala pese a que sabe que el padre tiene prohibidas las mascotas en la casa (primer absurdo de la historia). Como era de esperarse, luego de algunos días en que la chica se encariña con el animal (aunque el lector no logra sentir cómo nace ese cariño y por qué un animal consigue acabar con la soledad de un humano), el padre le ordena deshacerse de él.

El último recurso que encuentra Francisca para estar cerca de su perro es dejarlo en una tienda de mascotas. Espera convencer al muchacho que atiende, nieto del dueño, de que lo conserve y no lo venda. De esta manera, ella podrá visitarlo.

De buenas a primeras nos enteramos de que la joven se siente enamorada de este chico. Jamás se nos explica qué ve en él, pues el sujeto en cuestión se presenta como alguien poco sociable y la única cualidad que se le señala es el color verde de sus ojos. Este personaje, por su parte, sufre su propio drama familiar, pues su madre lo abandona siendo niño y su padre es un enfermo depresivo.

Llegamos hasta la página 76 sin un conflicto que despierte interés suficiente. La protagonista es una muchacha simple y cobarde con un padre que inclusive le revisa los correos electrónicos y tiene el descaro de hacer preguntas sobre ellos. Pero la hija empieza a llegar tarde a casa, con el pretexto de que debe practicar un baile luego de clases, y el padre no duda por un buen tiempo (segundo absurdo).  Lo que hace la chica es visitar al cachorro y al tendero, a quien intenta conquistar con técnicas que pretenden ser humorísticas para el lector (En general, el humor resulta forzado y, como la primera edición es del 2006 (aunque el texto se sigue ofreciendo en Colombia), las referencias que se usan resultan anticuadas para los chicos de hoy. Por ejemplo, se habla de Brad Pitt y Angelina Jolie -unos reverendos ancianos para los adolescentes actuales-, las canciones de Arjona -hoy en marcada decadencia- y las películas de Chuck Norris -ya casi ni yo me acuerdo de ese señor-).  

A cambio del cachorro del que debió desprenderse, el padre de pronto decide regalar un pez a su hija. Es entonces cuando empieza la asociación de los humanos a quienes no les importa lo que sientan o piensen los demás, y los peces que viven en su pecera sin importarles lo que pase más allá.

El padre cambia como por arte de magia y tenemos un final totalmente feliz, incluido un beso romántico entre los dos adolescentes.

Desgraciadamente, esta obra no es el mejor ejemplo de la escritura de la aclamada escritora ecuatoriana María Fernanda Heredia.



2 comentarios:

  1. no lo lei .................mach letres

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  2. estoy acuerdo contigo ,las obras de María Fernanda Heredia en general me agradan pero sinceramente este no ha sido lo mejor escrito por ella

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