sábado, 8 de agosto de 2015

Nada (Janne Teller, Editorial Planeta) Para chicos de 15 años en adelante)

Calificación: 8/10



Si usted quiere un libro que mantenga pegado a su adolescente a un sillón hasta  llegar a la última página,  esta es la novela para lograrlo.

Para convencer al chico o chica de aceptarlo, solo hágale leer la última página de la novela en donde la autora habla de su significado y cuenta con orgullo que este libro ha sido prohibido en muchos colegios, pero que aún así su fama se ha ido expandiendo a nivel mundial y son miles sus defensores.



La historia, eso sí, es para erizar la piel y poner en guardia a los adultos. Aquí va el resumen:

Es el primer día de clases en un aula de un colegio. Uno de los alumnos, Pierre Anthon, se levanta de su pupitre y declara que ya no estudia más porque no vale la pena. La vida no vale la pena. Nada vale la pena. Entonces, el filosófico muchacho deja para siempre el colegio y se trepa a un árbol de ciruelas y decide vivir ahí para siempre observando el cielo y comiendo frutos.    

Pero la cosa no se queda allí, porque Pierre se dedica a recordar a sus ex compañeros de clase, cada vez que pasan bajo su árbol, que no vale la pena ni estudiar ni hacer nada en esta vida. Nada vale la pena. Igual vamos a morir. Igual trabajamos toda la vida para que podamos descansar cuando seamos ancianos. Entonces ¿por qué no descansar desde ahora?


Las palabras de Pierre logran impactar a los chicos, que se reúnen para terminar con la incómoda letanía del loco de las ciruelas (nunca se menciona algo de la reacción de los padres del muchacho ante la decisión de su hijo. No se menciona ni que lo vayan a ver ni que estén preocupados, pese a que él vive encima de un árbol). 

Sus amigos logran bajarlo nada menos que a pedradas y lo dejan bastante aporreado. Pero al día siguiente, con vendas y todo, ya está Pierre nuevamente encima del bendito ciruelo. Y claro, sigue con su cantaleta de que la vida no vale para nada.

En su intento por demostrarle que sí vale, los demás jóvenes deciden reunir las cosas que más le importen a cada uno de ellos. Pero no es cada cual quien decide, sino los demás. Al inicio la recolección de objetos resulta aburrida: las sandalias nuevas de una niña, el telescopio de otro, los guantes de boxeo y cosas por el estilo. Hasta que las peticiones van subiendo de tono hasta llegar a exigencias macabras.

El grupo le exige a una de las chicas, el ataúd con su hermanito muerto, que van a sacar del cementerio. A un muchacho musulmán le piden su alfombra de oración, por lo que se gana una paliza bestial del padre. Al más piadoso, el grupo le demanda nada menos que el Cristo de la iglesia. En el trabajo de desmontarlo de su pared, Jesús crucificado resulta roto y luego mancillado por un perro que hace sus necesidades sobre él. ¿Qué tal?   Pero no llega lo peor del asunto. A una chica le piden sus hermosas trenzas pintadas de azul y a otra, nada menos que su virginidad. Todos se ven obligados por el grupo a aceptar lo que se les pide.  ¿Cómo les va quedando el ojo? 

A otra muchacha le demandan que le corte la cabeza a un can. Y en el colmo del asunto, a un muchacho que toca la guitarra, le obligan ni más ni menos a que se deje cortar uno de los dedos.

¿Y todas estas barbaridades para qué? Para que le demuestren a Pierre, el loco del árbol, que esas ofrendas son las cosas por las que vale la pena vivir; las cosas que tienen “significado”.

No voy a contarles más de la historia. El final, el sacrificio más grande, no es difícil de imaginar cuando Pierre se burla de la colección de horrores que tanto les ha costado obtener a los otros.

Repito, los chicos no se despegarán de este libro hasta acabarlo.  ¿Vale la pena la obra?  Creo que para adolescentes que necesitan motivación para leer, les cae de perlas esta historia facilona y emocionante. Como padres y maestros, podemos dejarnos de falsos pudores y moralismos, y entablar una valiosa discusión sobre el tema que plantea Pierre: ¿Cuál es el valor de la vida? ¿Vale la pena vivir? Y, claro, aquí damos cabida a investigaciones filosóficas y análisis por parte de los muchachos.


Pero si queremos historias parecidas, con personajes niños o jóvenes que se preguntan asuntos de igual relevancia, y además obras de inmenso valor literario, profundidad de conceptos y personajes mil veces mejor logrados, sugiramos a los chicos El señor de las moscas (de un Premio Nobel inglés), apasionante y conmovedora. Y si contamos con buenos lectores,  propongamos la novela japonesa El marinero que perdió la gracia del mar, donde un grupo de niños se deciden a perder cualquier tipo de sentimientos hacia los demás y hacia el mundo.


Si quiere darle una leída a Nada antes de comprarla,  puede cargarla gratis en este link:


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